Cada letra, me invade y me serena. Cada palabra que atesoro me apacigua. Cada punto que corrijo cauteriza esta herida que dejaste sin curar. Entonces, magullada y desgarrada, busco calma en los vocablos, cada verbo me suaviza y esta lengua amortigua cada brinco de dolor. Las sílabas se apandillan y se me arriman, se apilan y se reparten para no dejarte llegar. Necesitan de mi emoción para poder conmover, que las agrupe y transmita cada instante, cada idea, que ilustre con cada tilde lo que soy y lo que no. En una cárcel de letras, respiro bálsamo en cada coma, te olvido en toda vocal, te recuerdo con las demás.
Y además, estoy mejor.
2 comentarios:
Bonita descripción de tu Musa vestida de sílabas para darse a conocer... Un abrazo
A veces las palabras es lo único que nos queda, las cuales nos unen y separan.
Muy grato.
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