domingo, 9 de octubre de 2011

Espalda alada.


Espalda alada, no digas nada. Solo despliega frente a la luna tus alas. No divulgues mi secreto, no amenaces con mostrarte, que si sus ojos salados  descubren mi disfraz no autorizado, regarán mi autonomía y ya no lograré volar. Cada anochecer florece, entre tinieblas revive esta confianza. Mis alas se desperezan, despliegan su gran riqueza, destilan su dulce sabor. Pero debo ocultarlas, la emoción de su mirada  me llegaría a matar. Humanos frágiles, que ante el malestar lloran, ante la alegría lloran, lloran de nostalgia, de insatisfacción, de dicha y de  jarana, olvidando la sonrisa, esa expresión que da vida y conduce a la eternidad.

                                                               Silvana
                                               09/10/2011

viernes, 7 de octubre de 2011

Corazón celoso.


Escucha con atención, acentúa tu sentido, ¿puedes oírlo?, ese concierto invariable, ese sonido constante es alentado por vos. El ritmo se acelera, cuando mis ojos coquetean con  tus palabras, golpea con más ganas, cuando cree ser protagonista, al menos, de alguna oración y su pisada es más fuerte si se siente dueño de algún párrafo. Ante tu indiferencia, aminora su marcha y amenaza con estancarse, cuando encadeno  letras que admiran y elogian a  otra mujer. Es un corazón celoso, no soporta compartir. Es también egoísta, late y  demanda por vos. Se descama en pétalos y pinta poesía  dejando su rastro en algún que otro autor. Nada logra cautivarlo, nadie lo conmueve, entonces relee  y sangra y otra vez. Vos plantás distancia, más de la que existe, es distancia triste, kilómetros sin luz y a oscuras va entendiéndote y piensa en la renuncia, este corazón cansado, quebrado, forzado,  no puede seguir más. Agoniza, mira de soslayo, ya no quiere ver; y vos te quedás, horrorosamente mudo, prefieres no oírlo y todos tus sentidos se alejan de mí.
                  
                                                                               Silvana
                                                                                         27/07/2011

martes, 4 de octubre de 2011

No preguntes.

NO PREGUNTES.
No preguntes nada, ¿para qué? Segura estoy que mi respuesta no te gustará. Sigamos así, suponiéndonos, actuando  estos fugaces cuentos juntos. ¿Qué mas da?, si nada cambia, ninguno sufre, todos siguen y acá, no ha pasado nada. Vamos a dejarnos llevar, no renunciemos, que no hay quien nos pague y si de pagar se trata ya lo hacemos con esta distancia, con estas ansias de acariciarnos y de saber que aunque nos deseemos tanto como a nuestras vidas, jamás, nuestros suspiros se soldarán con el mismo aire, ni  nuestros sudores se aunarán sabiendo a mar. Por favor, ya no reniegues, ¿por qué?. Porque que tu fiereza provoca mi boca y yo solo puedo sonreír  y reunir mis manos y suplicar clemencia por tu ceño fruncido. Basta, no murmures más, que tu arrullo lo necesito en mis sombras para dormir; tu jadeo para avivar mi espíritu y tu fatiga para confirmar, que solo yo te canso con mi veneno; te agoto con mí montar, te extingo con mi saliva  y tu espumosa caducidad coincide, puntualmente, con mi fecha de partida terrenal.

                                                                    Silvana
                                                                05/06/2011