martes, 4 de octubre de 2011

No preguntes.

NO PREGUNTES.
No preguntes nada, ¿para qué? Segura estoy que mi respuesta no te gustará. Sigamos así, suponiéndonos, actuando  estos fugaces cuentos juntos. ¿Qué mas da?, si nada cambia, ninguno sufre, todos siguen y acá, no ha pasado nada. Vamos a dejarnos llevar, no renunciemos, que no hay quien nos pague y si de pagar se trata ya lo hacemos con esta distancia, con estas ansias de acariciarnos y de saber que aunque nos deseemos tanto como a nuestras vidas, jamás, nuestros suspiros se soldarán con el mismo aire, ni  nuestros sudores se aunarán sabiendo a mar. Por favor, ya no reniegues, ¿por qué?. Porque que tu fiereza provoca mi boca y yo solo puedo sonreír  y reunir mis manos y suplicar clemencia por tu ceño fruncido. Basta, no murmures más, que tu arrullo lo necesito en mis sombras para dormir; tu jadeo para avivar mi espíritu y tu fatiga para confirmar, que solo yo te canso con mi veneno; te agoto con mí montar, te extingo con mi saliva  y tu espumosa caducidad coincide, puntualmente, con mi fecha de partida terrenal.

                                                                    Silvana
                                                                05/06/2011

1 comentario:

Moisés Herrerías Diego dijo...

Qué hermosos recuerdos me has traído.
Gracias, por todo.