NO PREGUNTES.
No preguntes nada, ¿para qué? Segura estoy que mi respuesta no te gustará. Sigamos así, suponiéndonos, actuando estos fugaces cuentos juntos. ¿Qué mas da?, si nada cambia, ninguno sufre, todos siguen y acá, no ha pasado nada. Vamos a dejarnos llevar, no renunciemos, que no hay quien nos pague y si de pagar se trata ya lo hacemos con esta distancia, con estas ansias de acariciarnos y de saber que aunque nos deseemos tanto como a nuestras vidas, jamás, nuestros suspiros se soldarán con el mismo aire, ni nuestros sudores se aunarán sabiendo a mar. Por favor, ya no reniegues, ¿por qué?. Porque que tu fiereza provoca mi boca y yo solo puedo sonreír y reunir mis manos y suplicar clemencia por tu ceño fruncido. Basta, no murmures más, que tu arrullo lo necesito en mis sombras para dormir; tu jadeo para avivar mi espíritu y tu fatiga para confirmar, que solo yo te canso con mi veneno; te agoto con mí montar, te extingo con mi saliva y tu espumosa caducidad coincide, puntualmente, con mi fecha de partida terrenal.
Silvana
05/06/2011
1 comentario:
Qué hermosos recuerdos me has traído.
Gracias, por todo.
Publicar un comentario