jueves, 11 de agosto de 2011

Siempre vos.



Revuelvo mis manos en la tierra, escarbo, solo quiero revelar; vos templado y sin mancharte regresás el barro a su lugar. En plena tormenta tiro mis zapatos y salgo a chapotear, vos sereno y con paraguas te acercás y me secás. Atestada de miedos, en un hueco de náuseas temblando vomito dolor, vos despejás mi cielo, tu luz y tu abrazo caliente encienden mi paz. Grito silencio envuelta en un velo morado, empalagada de asco, empachada de condenas; vos y tus elogios, vos y tu inocencia, me curan, me indultan, liberás mis velas. Atascada y herida, enredada y cansada maldigo y agonizo en una telaraña; vos con tu paciencia y tus dedos arduos, despejás la emboscada, me dejás escapar. Me abrigo, me cubro, mis vestidos son bloques, no quiero mirar; vos y tu dulzura, tu boca con ternura, tu lengua y mi cintura, se vuelven a juntar.



Silvana
11/08/2011

2 comentarios:

Moisés Herrerías Diego dijo...

Tus vestidos son bloques pero hasta el más duro material se desmorona si se emplea el corrosivo correcto, en este caso parece que es el amor, y no te culpo, quien no se rinde ante su poder.
¡Un texto magnífico!

Silvana dijo...

Para un texto magnifico un comentario magistral!. Muchas gracias!