viernes, 26 de agosto de 2011

El Gran Juego.


Como cuando saltaba a la soga. Igual, de la misma manera seguía esperando el momento justo, el segundo exacto en el que únicamente quedaba brincar. Tanto como cuando jugaba en el patio a la Rayuela, comenzaba siempre con los pies en la tierra y en apenas minutos, sus pies lograban el cielo. Saltar, para alcanzar las alturas; era la única fórmula eficaz. No necesitaba más años para garantizarlo. Sin bravura, sin esfuerzo, el juego se trunca y hasta puede ser divertido perder, puesto que siempre se puede empezar un nuevo juego. Existen partidas cortas y otras que resultan eternas. Y según la estrategia tomada el final vira, o mejor dicho, no hay final; un buen jugador siempre busca seguir participando y con el tiempo se aprende que no hay otra opción. Cada partido, más allá del resultado, es parte del gran juego, solo produce un efecto parcial. Sumando encuentros, multiplicamos experiencia y si bien siempre se hallan distintas tácticas, los resultados, repetidamente, nos dejan un aprendizaje. Hoy su juego se presenta algo complicado, esta vez, como en otras ocasiones, debe dejar otras partidas de lado y prestar toda su atención en este, calculando cada movimiento, intentando anticiparse a su rival. Siente una gran ovación a su alrededor, esto a veces pesa, mete presión, debe ser perspicaz y sacar provecho, apoyarse y reposar cuando sus fuerzas se agotan. Ya mismo le toca mover sus fichas, su competidor es rígido, severo, la espera inmóvil, atento, no pestañea, sabe que es un juego difícil y ya se dio cuenta que ella, jamás y de ningún modo se rendirá.

Silvana
12/06/2011

1 comentario:

Moisés Herrerías Diego dijo...

Un juego maravilloso, aunque a veces no nos demos cuenta de ello.