Yo las pienso. Preciso su profundo abrazo manchado de arena y mar. Necesito una maleta, cremas, un libro y poco más. Ellas me esperan acurrucadas, tapadas, descubiertas, encerradas entre burbujas y sal. No desesperan, mis olas las agasajan y acarician sin pausa, mi fiel representante nunca deja de suspirarles amor. Muy pronto nuestro presente será el mismo. También sabré a universo, el mismo día nos bronceará y de nácar me envolverá. Mi abrazo, mis hombros, mis pies desnudos las adivinarán y graciosas se amoldarán, reuniéndome y dedicándome toda su energía, esa que almacenaron por ociosos meses sólo para mí. Numerosísimas y atrevidas me invaden, me rodean y me nutren de bondad, mis piernas cansadas se refrescarán en este universo de formas y tonos y yo les pido en íntimo silencio, cúbranme, revístanme con su armadura ocultando mi resistente fragilidad.
Silvana
25/07/2011
1 comentario:
Una fragilidad que es capaz de derrumbar hasta la más potente armadura. Un texto muy bello.
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