Escucha con atención, acentúa tu sentido, ¿puedes oírlo?, ese concierto invariable, ese sonido constante es alentado por vos. El ritmo se acelera, cuando mis ojos coquetean con tus palabras, golpea con más ganas, cuando cree ser protagonista, al menos, de alguna oración y su pisada es más fuerte si se siente dueño de algún párrafo. Ante tu indiferencia, aminora su marcha y amenaza con estancarse, cuando encadeno letras que admiran y elogian a otra mujer. Es un corazón celoso, no soporta compartir. Es también egoísta, late y demanda por vos. Se descama en pétalos y pinta poesía dejando su rastro en algún que otro autor. Nada logra cautivarlo, nadie lo conmueve, entonces relee y sangra y otra vez. Vos plantás distancia, más de la que existe, es distancia triste, kilómetros sin luz y a oscuras va entendiéndote y piensa en la renuncia, este corazón cansado, quebrado, forzado, no puede seguir más. Agoniza, mira de soslayo, ya no quiere ver; y vos te quedás, horrorosamente mudo, prefieres no oírlo y todos tus sentidos se alejan de mí.
Silvana
27/07/2011
2 comentarios:
El silencio no siempre significa indiferencia, tal vez sólo sea precaución de no volver a navegar aguas que nos lleven a un puerto en el que no quieren que arribemos.
Muy buen texto, como siempre.
Como siempre, Gracias!
Publicar un comentario